Publicado en Agencia Nova / Miércoles 8 de noviembre de 2006.
Por Laura Rómoli
Se trata de una herramienta que la medicina aplica a la reparación del cuerpo ante enfermedades tales como el cáncer. No obstante, el tiempo y las exigencias sociales la vieron como un recurso para el mejoramiento estético. Especialistas opinan sobre el uso y abuso de esta práctica.
En cuanto a la estética, lo que la mayoría de las personas pretende es mostrar un físico que hable bien de sí mismos y gustar a los demás. Todas las alternativas son posibles para lograrlo, siempre que contribuyan al equilibrio emocional y al sistema de valores para sentirse a gusto con el cuerpo.
La cirugía plástica es uno de las herramientas que posibilita la buena relación con el aspecto exterior, así como una solución a enfermedades, permitiendo una inserción en la vida social de los individuos y un mejoramiento de la calidad de vida y la autoestima.
Mientras que la cirugía estética contribuye al embellecimiento voluntario, la cirugía reparadora o reconstructiva trata traumatismos máxilofaciales, quemaduras y el cáncer devolviendo al paciente no sólo la función del órgano operado sino su aspecto estético.
El Hospital Interzonal General de Agudos Rodolfo Rossi de la ciudad de La Plata, es centro de referencia provincial en cuanto a cirugía onco-cutánea, realizando más de 360 prácticas anuales. El doctor Iván Ronga, jefe de servicio de Cirugía Plástica de la institución, conversó con Agencia NOVA explicando su labor: “A los pacientes que poseen problemas de cáncer se les aplica un proceso a partir del cual, luego de la resección del tumor se procede a reparar el defecto causado devolviendo la función y posteriormente el aspecto estético para reinsertarse en el área laboral y la vida social”.
Por lo general se trata de personas mayores a 45 años, quienes han producido tumores producto de una excesiva exposición al sol y a los rayos UV/UVA, especialmente los habitantes de zonas rurales.
En relación al tratamiento que estas personas reciben, Ronga agrega que “como antes no quedan nunca porque ya de hecho hay una pérdida de sustancia y una reparación, por lo tanto va a haber una cicatriz, la cual va a variar dependiendo del lugar donde se encuentre el tumor. Sin embargo, cualquier reconstrucción plástica es aceptable cuando a la distancia de conversación no se nota, camuflando la cicatriz con la geografía de la zona”.
Pero la cirugía reconstructiva abarca varios ámbitos y patologías. La imagen corporal y la calidad de vida se ven afectadas ante, por ejemplo, una cirugía mamaria producto del cáncer de mama. Así la disección total es una práctica común a muchas mujeres que luego ven resentida su autoestima, su estado de ánimo, vida sexual y social. Mientras que el cáncer genera una preocupación en cuanto a lo concerniente a la enfermedad, la mastectomía provoca en las mujeres un cambio corporal traumático, ya que es inevitable la carga simbólica que asocia el pecho y la feminidad.
El impacto psicológico de estas pacientes se atenúa enormemente con el implante de una prótesis mamaria que le devuelve una vida prácticamente normal y una imagen estética aceptable, logrando que las mujeres se vuelvan a sentir atractivas y menos avergonzadas o afligidas acerca de su imagen corporal.
Sin embargo, pese a que la cirugía plástica es una práctica destinada a reconstruir daños en el organismo provocado por enfermedades, no es su única función social, ya que uno de sus usos cada vez más populares tiene que ver con el mejoramiento estético de partes del cuerpo que son consideradas como “defectuosas” por las valoraciones culturales de este tiempo.
Belleza, esa cuestión
“Todo lo bello es bueno” es el principio a través del cual los medios de comunicación, sobre todo el cine, barajaron las pautas que catalogan a las personas, preestableciendo las caras que corresponden al bueno y al malo de la película. La autoimagen corporal es producto de estos estándares sociales que el sujeto ha ido interiorizando a lo largo de su vida.
La imagen del cuerpo es la manera en la que éste se le presenta a la mente de los individuos y como tal es subjetiva, aunque influenciada por cómo el entorno los percibe. A través de la imagen corporal que las personas se crean a sí mismas, los profesionales de la salud logran identificar aspectos importantes de la personalidad, tales como la autoestima, el autoconcepto y la integración social.
Ante la frustración de poseer un “defecto” o disconformidad, la recurrencia a la cirugía estética soluciona un aspecto que es más importante de lo que podría creerse. El doctor especialista en cirugía plástica Oscar Zimman, en entrevistado por esta agencia, explicó que este recurso que todavía es patrimonio femenino- a pesar de que el número de consultas masculinas vaya en aumento- comienza a ser solicitado en su consultorio a partir de los veinte años.
“Por ejemplo, quien se opera de la nariz lo hace entre los veinte y los treinta, quien se opera de las mamas, lo hace a partir de los treinta años en promedio y las consultas por las cirugías de rejuvenecimiento facial comienzan a partir de los cuarenta y cincuenta años”, afirma.
Para la amplia experiencia de Zimman, la mayor demanda de consultas es por lipoaspiración mientras que las cirugías predominantes son las mamarias, las de rejuvenecimiento facial y las correctoras de las secuelas del embarazo. “Existe, en general, un incremento de consultas de causa multifactorial: hay una mayor difusión de los medios de comunicación como también una banalización de este tipo de cirugías que en la TV muestran resultados muy exuberantes o llamativos. Al margen de esto hay una mayor necesidad de estar bien, la gente que es mayor de cincuenta puede seguir compitiendo a partir de tener una imagen que estéticamente los conforme”.
Zimman considera que un buen profesional es aquél que posee la sensatez de rechazar un paciente cuando éste le pide un resultado inalcanzable o poseen una propensión a modificar su cuerpo permanentemente. “Generalmente se trata de personas insatisfechas con su cuerpo y con la vida, cuya aflicción no se resuelve con una cirugía plástica. Nadie con un resultado estético cambia su satisfacción. Sin embargo, en otros casos que no son patológicos, una cirugía contribuye a ganar autoestima. Cuando una persona está insegura y luego se siente con confianza puede expresar situaciones afectivas.”, agrega el profesional.
Ni buena, ni mala
Pertenecer al grupo de los bellos y evitar que los signos de envejecimiento muestren a las personas como un “producto poco deseable” es un tema que, en mayor o menor medida, se encuentra en la agenda de todos. Todo depende de cómo el individuo se vea a sí mismo. Consultado al respecto por Agencia NOVA, el psicólogo Jorge Chimenti detalla que el cuerpo real posee la percepción subjetiva de cómo uno se ve a sí mismo y de cómo lo ven los demás, acompañado fundamentalmente por un momento histórico determinado que condiciona estas visiones.
“Seguir un modelo es una cuestión natural, lo que pasa es que hay modelos más salvajes que otros. La cirugía estética tiene que ver con la cuestión de pertenecer a otra cosa, a otro grupo, en este caso a uno que se amolda a pertenecer a una mayoría. Por ejemplo que alguien sea “narigón” y deje de serlo, pasa formar parte del grupo de los “no narigones” para gozar de los beneficios que le interesan, por ejemplo verse más lindo y sentirse parte de lo que aspira”, subraya Chimenti.
“Si alguien se considera con un ‘defecto’, algo que desea cambiar de su cuerpo, hay que ver la significación subjetiva que le carga a eso que desea modificar. Hacerse algo en el cuerpo está en el orden de la mutilación, y tiene que ver con cortar de raíz, hacer desaparecer casi como si no hubiera existido” comenta el psicólogo, quien en relación al rejuvenecimiento quirúrgico, realiza una interpretación que lo relaciona directamente con el miedo a la muerte, ya que “estirar no es solo estirar la piel sino también estirar la edad, la esperanza de vida y por ese miedo a que lo que se estira se acorte o se arrugue es que se llega al grotesco, a la exaltación que puede verse sobre todo en muchas personas del mundo del espectáculo. En esa exaltación interviene el contexto histórico y el sistema. Los cambios en el mercado son bastante tiranos, de ahí que se estire y no se acorte, que se agrande y no se achique”.
No obstante, Chimenti se pronuncia de acuerdo con quienes se realizan cirugías siempre y cuando éstas se acompañen de un cambio psicológico que conduzca al bienestar, ya que el cambio es físico pero la satisfacción que debe generar es mental.
La belleza tiene que ver con la mirada del otro, con buscar ser aceptados, formar parte y lograr ser amados. Todo aquello que contribuya a sentirse mejor tanto en forma física como mental debe ser bienvenido en la medida en que no agreda la salud y se vuelva disfuncional.
El atractivo físico es un montaje social determinado culturalmente, las tendencias estéticas influyen en las relaciones sociales y en cómo las personas se ven a sí mismas y el condicionamiento es tal que puede llegar a determinar la actitud ante la vida. Ya sea por problemas originados a partir de una enfermedad tanto como por un conflicto que las personas posean con alguna parte de su cuerpo, la cirugía plástica brinda las posibilidades para no sufrirlos. La receta es la medida justa en la importancia que se le da a la estética para lograr un equilibrio entre cuerpo y mente. (Agencia NOVA)
Por Laura Rómoli
Especial para Agencia NOVA