Silicona industrial bajo la piel

Publicado en Tiempos del Mundo / Febrero 2006. ¿Usaría usted silicona industrial para aumentar el volumen de sus senos? Aunque parezca increíble son muchas las mujeres que, por desconocimiento o falta de medidas preventivas, hoy padecen las consecuencias de tener esta y otras sustancias en su cuerpo. Motivadas por la supuesta sencillez de los procedimientos y los bajos costos que les ofrecen, muchas mujeres acuden a las inyecciones o implantes de silicona destinada a usos no quirúrgicos para aumentar la talla de su busto y otras partes de su cuerpo. Sin dudar de tanta bondad, la mayoría no sabe que está a punto de recibir en su cuerpo una dosis de una sustancia que sólo está indicada para el mantenimiento de equipos industriales. «Eso tiene un costo regalado que no llega ni al 10 por ciento de lo que cuesta un implante de silicona real», advirtió el cirujano plástico Oscar Ziman. «La inyección de silicona no requiere ningún corte. Solamente una jeringa con una aguja generalmente muy gruesa; nada más». Los peligros de estas singulares intervenciones no son pocos. Según explicó el especialista en diálogo con este semanario, uno de las más frecuentes complicaciones está en que la silicona de uso industrial que a veces se utiliza inescrupulosamente como reemplazo de la de uso médico, tiene una densidad diferente que permite su migración dentro del cuerpo. «Esa silicona industrial, que se usa en maquinarias y generalmente es un lubricante en forma gelificada, comienza a infiltrar los tejidos que no están inyectados y puede llegar hasta la piel, hacer úlceras y producir muchas complicaciones locales», explicó Ziman. Pero los riesgos no terminan ahí. Según el especialista, otro peligro que genera la inyección de esta sustancia en el cuerpo de una mujer está en la imposibilidad de diagnosticar enfermedades de las glándulas mamarias. «Por ejemplo, cuando se hace una mamografía la placa sale blanca por la silicona, que no permite visualizar el tejido mamario», explicó. En estos casos las pacientes se ven obligadas a hacerse una cirugía preventiva o profiláctica que, tal como ilustró Ziman, «se trata de quitarse sus glándulas mamarias y hacer una reconstrucción con tejido propio para evitar la posibilidad de desarrollar un cáncer de mamas, ya que de otra manera no se va a poder detectar». Devolverle la salud a una paciente que ha sufrido las consecuencias de una cirugía de senos mal practicada implica un proceso de reconstrucción de grandes proporciones. Usualmente estas cirugías incluyen la extracción de tejidos de otras partes del cuerpo y cicatrices que pueden llegar a estigmatizarla. Y todo en la imperiosa necesidad de evitar peores consecuencias. Demandas por malas prácticas en las cirugías para cambiar el tamaño del busto inundan los archivos de las instancias judiciales en Argentina, Colombia, México y otras tantas naciones de Latinoamérica. De allí que los especialistas insistan tanto en la necesidad de que quienes decidan acceder a este o cualquier otro procedimiento estético, tomen todas las precauciones del caso: elegir solamente clínicas reconocidas y dudar de los costos excesivamente bajos son apenas dos de las medidas que pueden salvar la vida de una paciente. Dante Reyes Especial para Tiempos del Mundo